4 de enero de 2026
Por Heather Beaty, obispa de la Conferencia del Susquehanna
Meditación bíblica: Proverbios 27:17 – “Como el hierro se afila con el hierro, así el hombre afila al hombre”.
Elemento de discipulado: Participar en una comunidad de creyentes, donde se fomenta la responsabilidad mutua y el apoyo al crecimiento espiritual.
“Me siento aislado. No puedo evitar esta ansiedad. Estoy agotado. Simplemente no logro obtener la victoria en este aspecto”.
Muchos de ustedes pueden identificarse con el sentimiento que mi esposo Bob y yo experimentamos hace aproximadamente un año. Este reconocimiento nos llevó a un retiro de sanidad y renovación, y surgieron dos principios importantes que nos condujeron a una mayor sanidad y a una plena integración como discípulos de Cristo.
El primero es el de hesed, usado a lo largo de las Escrituras para describir el amor incondicional, la generosidad y el compromiso constante de Dios. El hesed de Dios definió las interacciones de Dios con los israelitas a lo largo del Antiguo Testamento. Hesed impulsó a Jesús a discipular a las personas al caminar junto a ellas, a veces confrontándolas y corrigiéndolas, y a veces celebrando su crecimiento y comprensión. Hesed es un amor perpetuo, un compromiso relacional que conecta y anima, incluso en momentos de fracaso y tensión.
Este mismo hesed sustenta nuestro valor fundamental de la comunidad de los HEC, el segundo factor que encontramos para mantener una vida sana y plena. El valor fundamental afirma: “Valoramos la integridad en todas nuestras relaciones y la responsabilidad mutua en una atmosfera de gracia, amor y aceptación”. En estas prácticas, reflejamos el amor hesed de Dios unos con otros.
Bob y yo nos vimos desafiados a preguntarnos: ¿quién forma parte de nuestra comunidad hesed? ¿Con quién nos relacionamos de forma regular e íntima, lo suficientemente cerca como para fomentar una verdadera responsabilidad y aliento? ¿Quién conoce lo que nos trae alegría y dónde tenemos dificultades? ¿A quién le permitimos cuestionar el estado de nuestra alma, confiados en que recibiremos una respuesta honesta?
Nos dimos cuenta de que esto era lo que nos faltaba. Hacía tiempo que no caminábamos con este tipo de comunidad de manera intencional e íntima. ¡Era hora de hacer cambios! Para nosotros, eso significaba pedirle a un grupo de hermanos y hermanas que se comprometieran a reunirse regularmente para compartir y rendir cuentas.
Casi un año después, seguimos participando regularmente en este grupo. Nos sentimos agradecidos por una comunidad que anima y confronta con este amor hesed. Nos recordamos que las conversaciones intencionales y el diálogo auténtico ocurren en momentos en los que se puede desarrollar la confianza y demostrar un compromiso de pacto. A través de estas interacciones, se nos anima y se fortalece nuestra fe como discípulos de Cristo.
¿Quién forma parte de tu comunidad hesed? En este nuevo año, que se renueve con gratitud este camino de discipulado juntos. Que Dios te muestre cómo conectar con otros de esta manera, con valentía y vulnerabilidad.
Oración
Padre, te pido que continúes tu buena obra en nosotros mientras experimentamos tu hesed y lo compartimos unos con otros, buscando la responsabilidad en amor, gracia y aceptación. Amén