Día 2 – La tenacidad de Pablo
6 de enero de 2025
Por el obispo Ron Bowell, Conferencia del Medio Oeste
Meditación de las Escrituras: Gálatas 6:9
Uno de los grandes héroes de la fe cristiana es el apóstol Pablo. Al salir de los Evangelios, su personaje domina el resto del Nuevo Testamento. Aparte del propio Jesús, Pablo probablemente influyó en la Iglesia primitiva más que cualquier otro individuo. Pero ¿por qué Dios elegiría a un incansable perseguidor de la fe como “apóstol de la gracia”? Tendremos una idea del “por qué” cuando leemos el libro de Hechos. En su tenaz búsqueda de los seguidores del “Camino”, Pablo luchó día y noche para acabar con aquel movimiento primitivo de Jesús. Era un individuo tenaz y muy centrado que detestaba la idea de “darse por vencido”.
Dios sabía lo que estaba haciendo cuando eligió redimir la tenacidad de Pablo y llamarlo a difundir el evangelio por todo el Imperio Romano de ese tiempo. Este rasgo sería una necesidad transferible en el llamado de Pablo para iniciar nuevas iglesias en un mundo lleno de fuerzas religiosas y políticas hostiles. Pablo se enfrentaría a golpes, hambre, pobreza, lapidación y persecución constante. Pero a pesar de todo, Pablo simplemente no se daría por vencido.
Una de las marcas de la conversión genuina es una vida transformada. Dios toma lo que somos y redime lo que tenemos para usarlo en su Reino. Después de su experiencia en el camino a Damasco, Pablo nunca volvió a ver las cosas de la misma manera. La dirección y el propósito de su vida cambiaron drásticamente. Dios redimió la tenacidad de Pablo, y el resto de su vida se convirtió en un sacrificio para el Señor. El perseguidor convertido se convirtió en el principal defensor de Jesús y del evangelio. Sin cesar, y a pesar de la intensa presión y el peligro continuo, Pablo compartió la verdad, la gracia, el amor y la salvación que se encuentran en Jesús.
Ser un discípulo obediente aún tiene un costo. Servir al Señor viene con una cruz. No hay una manera fácil de ser un verdadero seguidor de Jesús (Mateo 10:22).
La oscuridad detesta la luz, pero somos llamados a levantar la luz de Dios ante nuestros vecinos y el mundo. Los mentirosos odian la verdad, pero somos llamados a decir la verdad en amor. El pecado odia el nombre de Jesús, pero somos llamados a exaltar su nombre dondequiera que vayamos y en todo lo que hagamos. Habrá una resistencia cada vez mayor, pero no te rindas.
ORACIÓN – Padre celestial, ayúdame a recordar que me has llamado a la tenacidad, no a la timidez. Ayúdame a usar los rasgos que me has dado mientras encuentro formas de compartir tu verdad y tu gracia con quienes pones en mi camino. Jesús, ¡ayúdame a nunca rendirme! Amén.