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Día 3: Abrazando el ritmo de Jesús

6 de enero de 2026

Por Heather Brickner, pastora de Branch and Vine, Conferencia del Atlántico 

Meditación bíblica: Marcos 1:35 – “Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario donde se puso a orar.” 

Elemento de discipulado: Abrazar la vida y las enseñanzas de Jesús en la vida diaria, lo que conlleva un cambio de mentalidad y de estilo de vida. 

Jesús demuestra un ritmo que se nos invita a adoptar. Es lo opuesto al ritmo que la sociedad nos impone. La sociedad exige un ritmo de crescendo, de prisa, de productividad y de la búsqueda de mayor, mejor, más. Este ritmo no permite la pausa ni el descanso. 

Jesús demuestra un ritmo constante y arraigado en tiempos de quietud y oración. En comunión con el Padre, Jesús predica, las personas son sanadas mediante milagros, las personas son liberadas de espíritus malignos y Jesús enciende el mayor movimiento de multiplicación: su Iglesia. Hoy, podemos seguir su ejemplo. Comenzamos con el descanso, luego nos adentramos en la tarea de vivir nuestra vida cotidiana despiertos y conscientes de la invitación de Jesús a anunciar y demostrar su amor donde vivimos, trabajamos, nos reunimos, estudiamos y nos reunimos como iglesia local. 

Sin embargo, ¿por qué me siento tentado a aferrarme al ritmo de la sociedad, en lugar del ritmo de Jesús? Richard Foster escribe en Celebración de la Disciplina: “Nuestro Adversario se especializa en tres cosas: ruido, prisa y multitudes. Si puede mantenernos ocupados en lo ‘mucho’ y los ‘tantos’, quedará satisfecho.” Tú y yo nos sentimos tentados por el ritmo de la sociedad, porque al enemigo de Dios le encanta cuando los cristianos permanecen demasiado ocupados para escuchar y obedecer al Espíritu Santo. 

En nuestro deseo de que Dios nos guíe en un movimiento del Espíritu Santo, donde las personas descubran a Jesús por primera vez o por un tiempo renovado, debemos decir sí al ritmo de Jesús, a ser personas que comienzan con la oración y el descanso. Solo desde la abundancia de comunión con Jesús podemos, como individuos y como comunidad, responder con valentía y apoyarnos fielmente. No solo oramos por nuestros vecinos, amigos y familiares que aún no conocen a Jesús. El desbordamiento de esa oración también nos impulsa a conectar, dialogar y servir para que, con el tiempo, puedan abrazar el amor salvador de Jesús. 

En este nuevo año, ¿cómo podrías comenzar o renovar tu compromiso con una práctica diaria de oración y descanso, y la práctica semanal del Sabático? Es en estas prácticas en las que nos sometemos al ritmo de Jesús y nos unimos a la obra de su Reino. 

Oración

Padre, reescribe el ritmo de la vida para que pueda escuchar, oír y obedecer tu guía en mi vida y en mi comunidad. Amén.