11 de enero de 2026
Por Bill Donner, obispo de la Conferencia del Pacífico
Meditación de las Escrituras: Hebreos 10:19-20 –“Tenemos confianza para entrar … por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, lo cual hizo por medio de su cuerpo.”
Elemento de discipulado: Participar en una comunidad de creyentes en la que se fomenta la responsabilidad mutua y el apoyo al crecimiento espiritual.
Recuerdo zambullirme por primera vez en la piscina. Papá estaba en el agua, con las manos muy cerca, y decía: “¡Tú puedes hacerlo!”. Mirándolo a los ojos, pensé: “¡porque él está ahí, puedo!”. Creo que mi primera “zambullida” fue un salto incómodo, pero toda la familia aplaudió.
Crecer en la familia de Dios es así. La madurez no está marcada por el paso de los años, sino por la humildad y los tropiezos hacia pasos arriesgados de obediencia, como tirarse a la piscina. Cada uno de estos trae alegría y nuevas libertades. La vida del Espíritu se abre camino en nuestro carácter de esta manera, desde adentro hacia afuera. Brilla a través de nuestra personalidad única. Da sabor a nuestros deseos y cambia nuestras elecciones. la vida de Cristo que brota dentro de nosotros da buenos frutos inesperados en y a través de nosotros. Este es el camino nuevo y vivo de Jesús.
Debemos enmarcar el discipulado en estos términos — o correr el riesgo de invertirlos. Si no nos centramos en Jesús, el discipulado podría convertirse en un proceso de recopilación de información sobre lo que Dios hizo y dijo, y luego acorralaría por la fuerza nuestros corazones descarriados hacia comportamientos destinados a satisfacer a los demás, incluso a Dios.
Cuando la comunidad cristiana celebra proyectos de fe que nacieron de una obediencia esperanzada, creamos una cultura de discipulado. Cuando compartimos cómo fuimos liberados de conceptos erróneos sobre los demás, sobre nosotros mismos y sobre el Señor, abrimos la puerta de la libertad a los demás. Cuando la gente sencilla comparte lo que Dios redimió, lo que Dios proporcionó cuando tomamos la más mínima acción, la fidelidad de Dios se demuestra a toda la comunidad.
Al comprender estas cosas, nos unimos a Jesús para fomentar su vida en los demás. La responsabilidad mutua es mucho menos arriesgada cuando abandonamos las marcas externas del cristianismo como nuestra meta y honramos una transparencia que revele corazones temerosos dispuestos a sumergirse al ver al Padre ante nosotros.
Oración
Padre, te pido que me des el valor de verte siempre, de pie delante de mí con los brazos extendidos. Que tus ojos siempre me den la confianza para dar un paso adelante. Si tropiezo, me levantarás. Déjame ser como ese niño que tiene el coraje de tirarse a la piscina porque papá está ahí para mantenerlo a salvo. Cuando supere el miedo, déjame volverme con alegría hacia mis hermanos y hermanas y decir: “¡Eso fue genial; tú también puedes hacerlo!”. Amén.