8 de enero de 2024

Por el obispo Ron Bowell, Conferencia del Medio Oeste

Meditación de las Escrituras: Isaías 43:12, Hechos 1:8

En 1980,  El Estudio Universal estrenó una película llamada “The Blues Brothers”. En él, el fallecido John Belushi interpretó a un exconvicto semicuerdo llamado Jake Blues que estaba convencido de que él y su hermano Elwood estaban “en una misión de Dios”. Obviamente, Jake no entendía lo que realmente significaba estar “en una misión de Dios”, pero como discípulos de Jesús, ciertamente deberíamos entenderlo.

Dios habló a través del profeta Isaías y les recordó a los israelitas que él se había revelado a ellos, los había salvado y les había proclamado la verdad. (Isaías 43:12) Ahora, fueron llamados a ser testigos ante el mundo de que había un solo Dios verdadero. Estaban en una misión de Dios.

En el libro de Hechos, vemos un llamado similar del Cristo resucitado cuando da una orden final a sus seguidores. (Hechos 1:8) Les dice que el Espíritu Santo de Dios pronto vendría para infundirles poder para que pudieran ser sus testigos en sus lugares de origen, en las ciudades y estados cercanos a ellos, y en las naciones de toda la tierra. Ahora estaban en una misión de Dios.

Como los Hermanos en Cristo, nosotros también hemos sido salvos y apartados para ser sus testigos. Estamos en una misión de Dios. Cuando creemos en Dios y genuinamente entregamos nuestras vidas a Jesucristo, recibimos el Espíritu Santo como lo recibieron los discípulos en el día de Pentecostés. Este poder se da para que podamos ser sus testigos y atraer a otros a su Reino. Somos llamados a mostrar al único y verdadero Dios vivo en nuestras vidas a través de nuestras palabras y conducta. Somos llamados a levantar el nombre de Jesús a aquellos que están al otro lado de la calle y un poco más allá. Tenemos el encargo de encontrar formas de compartir el Evangelio con personas de otras naciones y del otro lado del mar. El mandato es claro: ¡somos sus testigos y estamos en una misión de Dios!

Durante esta semana de ayuno y oración, pídale al Señor que examine el “progreso de su misión”. Si no tienes clara tu misión, pídele a Dios que te dé claridad. Pídale orientación a un pastor de confianza. Consulta con hermanos y hermanas en la iglesia.

ORACIÓNPadre, habla a mi corazón y ayúdame a discernir y cumplir la misión que me has asignado. Ayúdame a testificar al mundo. Amén.