9 de enero de 2024

Por el Obispo Aner Morejón, Conferencia del Sureste

Meditación de las Escrituras: Mateo 15:32

Tuve el privilegio de nacer en un hogar cristiano. Mi padre, un pastor, solía decir: “Nunca le prediques a Cristo a alguien si tiene hambre; primero dale comida y luego podrás compartir el amor de Dios”.

A lo largo del ministerio de Jesús, pronunció la palabra compasión en varias ocasiones. La compasión es parte del carácter del Hijo de Dios y debe ser también una característica esencial de sus discípulos. La compasión no sólo se expresa alimentando al hambriento, sino también visitando al enfermo, a la viuda, al preso y, sobre todo, compartiendo el mensaje de salvación con ese maravilloso ingrediente de la bondad.

Durante mi tiempo en el ministerio me ha acompañado una maravillosa mujer (mi esposa). Ella es un verdadero ejemplo de lo que significa servir con compasión. Ella siempre ha estado atenta a las necesidades de los miembros de la iglesia y los pastores a quienes ministramos. La grandeza de su servicio radica en que nunca busca reconocimiento, expresando que lo hace por su Señor. Esto también debería ser algo que nos haga destacar del resto del mundo. Deseamos servir como para el Señor y no para el mero reconocimiento humano.

No es un secreto que la humanidad vive sin compasión hacia los demás. Lo que es más triste es que muchos de los que dicen ser discípulos de Jesús carecen de esta característica de compasión en sus vidas. Al final de su ministerio terrenal, el Maestro habló del día en que estaremos ante él, donde tendremos que dar cuenta de nuestro servicio compasivo. Todos los que conocen sus palabras en Mateo 25:31-46 entienden que su juicio final es: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí”.

En cambio, un enemigo silencioso al que debemos enfrentarnos es pensar que ya hemos servido suficiente. Por eso, el Señor nos advierte: “Cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: ‘Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’” (Lucas 17:10). Si creemos que hemos hecho bien , esforcémonos por hacerlo mejor.

Reflexionemos sobre este principio a principios de este nuevo año, reconociéndolo como una oportunidad de Dios para examinar nuestro servicio compasivo.

ORACIÓN – Padre, te pido perdón si has visto falta de compasión en mi servicio hacia ti. Ayúdame a levantarme hoy y, con la asistencia de tu Espíritu Santo, infunde todo lo que hago con el ingrediente de la compasión. Amén.